Aragón es una tierra marcada por unas
características y particularidades que comparativamente con otras comunidades
la hacen diferente. Este vasto territorio, junto al bajo índice demográfico,
nos da ventajas y desventajas. En ambos casos las mujeres han jugado y juegan
un papel determinante.
Me explico: en aquellos casos donde el
territorio y la naturaleza son ventajas para el desarrollo y la creación de
empleo, hay cientos de negocios familiares y empresariales donde es la mujer
quien da vida al proyecto y sobre la que pivotan el resto de los colaboradores
como es el caso de la restauración, del turismo rural, la artesanía, el pequeño
comercio, etc.
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Esta composición se publicó en Heraldo hace unos años |
En el caso de las desventajas también en muchos
casos es la mujer la que lo hace más llevadero con su trabajo y capacidad.
Estoy pensando en tantos pueblos aragoneses donde el cuidado y la atención de
los mayores y los enfermos, la educación de los hijos o la generación de
economías complementarias han salido adelante gracias al extraordinario trabajo
de las mujeres.
Estoy segura de que compartirán conmigo que
el Aragón del siglo XXI le debe una gran parte de los que es al trabajo,
esfuerzo y capacidad de al menos el 50% de su población que somos mujeres. Vivimos
en Aragón 677.163 mujeres, somos el 50,27% de la población. Somos madres de
media a los 32 años y nuestra esperanza de vida ya se aproxima a los 85 de
años.
Soportamos una tasa de paro de casi el 23%:
unas 55.000 mujeres no tienen trabajo. Más de 700 mujeres necesitaron en 2013
medidas de protección contra la violencia machista. Y pese al paulatino
ascenso, sigue costando la incorporación de la mujer a los más altos cargos
directivos o de representación. Gracias a las medidas de paridad el 33% de los
escaños son de parlamentarias y un 27% son concejalas, aunque solo el 17%
alcaldesas. Y entre 40 y 44 años de la pirámide poblacional se sitúan el mayor
número de mujeres. El Gobierno de Aragón lo preside un mujer, cierto, pero solo
hay una consejera entre nueve.
Estos datos ponen de manifiesto, en mi
opinión, dos realidades: todavía queda un largo camino para que ese 50,27% de
la población aragonesa y con juventud, desde la igualdad y la equidad llegue a
la toma de decisiones en todos los ámbitos. Si Aragón tiene oportunidades y
fortalezas es en buena parte gracias a sus mujeres.
Por esto, encarar el futuro debería hacerse
pensando en aquellas mujeres del medio rural aragonés que tanto han contribuido
al desarrollo de nuestros pueblos, pensando también en aquellas autónomas que
sin posibilidad de perder el tiempo se dejan la piel a diario, en las
comerciantes que con sus problemas de competencia de las grandes superficies
trabajan sin perder la ilusión, las viudas que con la mitad de su pensión salen
adelante, la pequeñas empresarias con las dificultades añadidas de las
responsabilidades, las trabajadoras con su capacidad de hacer frente a los
problemas diarios.
A todas nos une un denominador común, ser
mujer, queremos un Aragón mejor y un futuro mayor. Reconocemos que no siempre
se han realizado políticas teniendo en cuenta nuestra visión y no siempre se
han dado las circunstancias que han contribuido a sacar lo mejor de nosotras
mismas, pero somos también conscientes de que en nuestras manos está cambiar el
presente para encarar mejor el futuro.
Deberemos conjugarnos como mujeres primero y
como aragonesas después para conseguir unidas reivindicar políticas públicas
que contribuyan a mejorar esta tierra desde la igualdad, la equidad y desde la
intuición femenina. Desde ProyectoAragónES trabajamos para que así sea y
reconocemos, desde el aragonesismo social del Partido Aragonés, la gran deuda
de esta sociedad con sus mujeres.